El caos financiero de Klingbeil: ahorrar o invertir: ¡qué importa ahora!
Klingbeil se enfrenta a desafíos financieros: la adopción del presupuesto, la reducción de los ingresos y la deuda frenan las reformas de aquí a 2026.
El caos financiero de Klingbeil: ahorrar o invertir: ¡qué importa ahora!
El 15 de mayo de 2025, el gobierno federal enfrenta importantes desafíos financieros. Cuando Lars Klingbeil asuma el cargo de nuevo ministro, deberán aprobarse inmediatamente dos presupuestos, para el año en curso y para 2026. La coalición local negro-roja se enfrenta a una previsión crítica: para 2029, el gobierno federal espera un déficit de ingresos de 33.300 millones de euros. Esta evolución significa que los ingresos han aumentado en los últimos años, pero no han podido seguir el ritmo de las expectativas de gasto, lo que limita la capacidad política para actuar. Revisar en línea informa sobre el plan de Klingbeil de transformar el ministerio en un “ministerio de inversiones” y de iniciar una reforma del freno de la deuda.
La necesidad de medidas gubernamentales de austeridad se ha vuelto esencial. Klingbeil identifica el potencial de ahorro, especialmente en el dinero de los ciudadanos, en el fondo climático y de transformación y en la administración federal. Se enfrenta a un desafío difícil: mantener el equilibrio entre ahorro e inversión para no poner en peligro el crecimiento económico y la paz social. Es probable que esto se enfrente a un escrutinio considerable, particularmente en las próximas negociaciones presupuestarias con los socios de la coalición.
La planificación presupuestaria bajo el signo del freno de la deuda
Klingbeil y su gobierno no sólo deben concentrarse en los escenarios de ingresos y gastos, sino también en el marco legal existente, especialmente el freno de la deuda. Esta regulación, que está anclada en la Ley Fundamental, solo permite contraer nuevas deudas por hasta el 0,35% del producto interior bruto anualmente, aunque pueden aplicarse excepciones en caso de crisis económicas. El freno de la deuda se estableció para mantener la deuda nacional en un nivel sostenible y proteger a las generaciones futuras de altos niveles de deuda. Sin embargo, a menudo se critica que esta regulación obstaculiza las inversiones necesarias en infraestructura pública. La Agencia Federal para la Educación Cívica destaca que las exigencias del freno de la deuda no sólo han reducido la cantidad de nueva deuda contraída en períodos normales, sino que también han provocado que no se realicen inversiones.
Queda por ver si Klingbeil podrá cumplir todos los proyectos acordados en el acuerdo de coalición, dadas las restricciones financieras. La estimación de impuestos podría ayudar a la coalición negro-roja a dar marcha atrás en algunas promesas electorales, pero medidas como reducir el IVA para la restauración o ampliar la pensión de las madres resultan más difíciles. El gobierno tiene la responsabilidad de alinear todas las prioridades políticas con el marco financiero para, en última instancia, aliviar la carga de las empresas y no, como tantas veces se exige, imponerles cargas adicionales.
La tensión entre gastos e ingresos
Los ingresos del gobierno se basan principalmente en impuestos, particularmente impuestos sobre la nómina y impuestos al valor agregado. Sin embargo, cabe señalar que los impuestos sobre la nómina sólo se recaudan por encima de un determinado ingreso y las personas con bajos ingresos están exentas de ello. Para el Estado, esto representa un acto de equilibrio difícil porque cuando el gasto excede los ingresos, el gobierno se ve obligado a endeudarse, lo que aumenta la deuda nacional. Si bien la deuda parece necesaria en situaciones de crisis para estimular la demanda, el debate sobre la disciplina fiscal y las inversiones preparadas para el futuro se está volviendo cada vez más intenso, especialmente en el contexto de un panorama económico cambiante.
En resumen, Lars Klingbeil se enfrenta a la tarea de superar los desafíos financieros del gobierno federal, al tiempo que introduce las reformas necesarias y garantiza que no sólo las generaciones actuales sino también las futuras sigan siendo solventes. Cada decisión que se tome determinará cómo sale Alemania de la situación actual y qué prioridades deben fijarse en los próximos años.