Crisis comercial: ¡las empresas occidentales se retiran de China!

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La inversión en China alcanza los 3,66 billones de dólares. Los aranceles y las medidas proteccionistas están ejerciendo presión sobre las empresas occidentales y requieren nuevas estrategias.

Crisis comercial: ¡las empresas occidentales se retiran de China!

En el contexto del aumento de los aranceles y los conflictos comerciales entre China y los países occidentales, están en juego un gran número de empresas y sus perspectivas de futuro. Los acontecimientos relacionados con los aranceles afectan significativamente a las empresas extranjeras, en particular a las occidentales, que han obtenido grandes beneficios y han aumentado su cuota de mercado en China. La UE ha expresado una creciente preocupación por el poder económico de China y lo ve como una amenaza a la competitividad de su industria. Esto queda particularmente claro en el aumento de los aranceles, que dificultan el acceso de las empresas occidentales a sus países de origen y alientan la migración a mercados alternativos.

China se ha convertido en un imán para la inversión extranjera directa (IED) desde las reformas económicas de 1979, y la inversión extranjera alcanza ahora la impresionante cifra de 3,66 billones de dólares. Más de 400.000 empresas con inversión extranjera están registradas en China y emplean a más de 50 millones de personas. A pesar de este resultado positivo, las empresas occidentales se enfrentan a una presión cada vez mayor para trasladar la producción al extranjero debido a los nuevos aranceles y medidas proteccionistas.

Retiro y reorientación

La guerra comercial entre Estados Unidos y China, que comenzó en 2018 con aumentos arancelarios mutuos, tiene consecuencias de gran alcance. Estados Unidos impuso aranceles de hasta el 25% a diversos productos procedentes de China, lo que obligó a empresas como Apple a aumentar sus costes de producción y trasladar algunos de ellos a los consumidores. Ante esta situación, muchas empresas occidentales ya están planeando trasladar sus instalaciones de producción de China a Vietnam y la India. Por ejemplo, Apple aumentó la producción de iPhone en India en un 7% en 2023 y Nike está invirtiendo más en fábricas en Vietnam e Indonesia.

Este cambio está en línea con la estrategia “Hecho en China 2025” de China, que apunta a apoyar a las empresas locales en sectores estratégicos y llenar los vacíos dejados por la retirada de las empresas occidentales. La necesidad de que las empresas occidentales busquen cadenas de suministro alternativas y confiables fuera de China es cada vez más urgente. Türkiye se destaca como una ubicación potencial.

Desafíos y peligros adicionales

Los desafíos que enfrentan las empresas occidentales incluyen no sólo el aumento de los costos y las restricciones de acceso al mercado, sino también riesgos en la cadena de suministro y problemas de propiedad intelectual. Muchos analistas señalan que una salida total del mercado chino sigue siendo difícil debido al tamaño económico y la importancia estratégica de China. Por lo tanto, las tensiones geopolíticas requieren estrategias flexibles y centradas en el riesgo para afrontar eficazmente los desafíos.

Además, la UE impuso recientemente impuestos adicionales a los vehículos eléctricos procedentes de China para garantizar una competencia leal. Estas medidas fiscales son una respuesta a que las empresas chinas se beneficien de subsidios que les otorgan ventajas competitivas en el mercado europeo. Las preocupaciones sobre la competitividad y la tensa situación comercial entre China, Estados Unidos y Europa resaltan la complejidad de estas relaciones económicas internacionales y los conflictos comerciales definitorios que se han desarrollado en los últimos años.

Los importantes desafíos que afectan a muchas industrias (incluidas la ingeniería mecánica, la ingeniería de plantas, la ingeniería eléctrica y la química) dejan claro que el fin del libre comercio está a la vista. Según los analistas económicos, la disponibilidad de bienes de consumo podría limitarse aún más y los precios podrían aumentar, lo que pesaría sobre toda la economía mundial y crearía incertidumbre.