Experto financiero advierte: Los productos cárnicos y embutidos a menudo no son tan regionales como se anuncian; un centro de asesoramiento al consumidor descubre información engañosa sobre su origen.

Experto financiero advierte: Los productos cárnicos y embutidos a menudo no son tan regionales como se anuncian; un centro de asesoramiento al consumidor descubre información engañosa sobre su origen.

Según un informe de www.tagesspiegel.de, los productos cárnicos y embutidos suelen comercializarse como “regionales”, aunque en realidad no proceden de la región. Por ejemplo, una prueba demostró que una salchicha Holstein se elaboraba con carne de cerdo procedente de la UE. La carne de pollo declarada “regional” también podría proceder de varios estados federados. Este engaño no sólo afecta al origen de los productos, sino también a la calidad y al bienestar animal, ya que los piensos suelen proceder de otros países europeos o del extranjero. Sin embargo, siete de los 13 productos analizados hacen referencia a un código QR que supuestamente proporciona más información sobre el origen, pero no cumplen esta promesa.

Este engaño puede tener un impacto significativo en el mercado y en los consumidores. Por un lado, la declaración incorrecta de los productos provoca una pérdida de confianza entre los consumidores que compran productos regionales para apoyar la agricultura local y actuar de forma más sostenible. Sin embargo, si resulta que los productos no provienen de la región, este efecto se invierte. Además, el engaño puede provocar daños económicos a los agricultores regionales que en realidad producen productos regionales. La denuncia negativa del engaño puede provocar una disminución de las ventas y dañar la imagen de marca de los fabricantes afectados. Además, podría haber consecuencias legales en forma de demandas de consumidores o medidas regulatorias.

Por tanto, es fundamental que los fabricantes de productos cárnicos y embutidos proporcionen información transparente y honesta sobre el origen y la calidad de sus productos para recuperar la confianza de los consumidores y evitar consecuencias legales. Por su parte, los organismos y autoridades de protección al consumidor deben vigilar estrictamente el cumplimiento de las normas de etiquetado y los derechos de los consumidores para detectar y sancionar prácticas engañosas y fraudulentas. Sólo así se podrá restablecer la confianza de los consumidores en los alimentos regionales.