Teólogos en la lucha contra la crisis: ¡Hoffmann pide un cambio de rumbo para la economía!

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El teólogo evangélico Martin Hoffmann critica el sistema económico actual y pide un cambio de rumbo hacia una economía del bien común.

Evangelischer Theologe Martin Hoffmann kritisiert das aktuelle Wirtschaftssystem und fordert einen Kurswechsel hin zur Gemeinwohl-Ökonomie.
El teólogo evangélico Martin Hoffmann critica el sistema económico actual y pide un cambio de rumbo hacia una economía del bien común.

Teólogos en la lucha contra la crisis: ¡Hoffmann pide un cambio de rumbo para la economía!

El teólogo protestante Martin Hoffmann pide un cambio fundamental en el sistema económico global. En su trabajo actual y su análisis crítico de las estructuras sociales y económicas existentes, ve a la humanidad en una crisis de supervivencia exacerbada por la violencia, las guerras, la migración y el cambio climático. Hoffmann, que trabajó en Costa Rica hasta 2023 y anteriormente fue pastor y rector de un seminario en Baviera, enfatiza que el sistema económico actual, que depende en gran medida del crecimiento y de la racionalidad del cálculo de propósito-beneficio, está contribuyendo a estas crisis.

En particular, la guerra en Ucrania agravó los problemas ya existentes. En una época de creciente presión política y social, Hoffmann ve el capitalismo neoliberal como la raíz central de las divisiones sociales y la creciente desigualdad. Por ello pide un nuevo marco político que oriente la economía hacia el bien común y sugiere la búsqueda de una tercera vía que vaya más allá de los conceptos anteriores de capitalismo y socialismo.

El bien común como principio rector

La reorientación que pide Hoffmann se refleja en la idea de economía para el bien común, que celebra este octubre su 15º aniversario. El enfoque, desarrollado por Christian Felber, establece cuatro criterios centrales para las empresas: dignidad humana, solidaridad y justicia, sostenibilidad ecológica y transparencia y codecisión. Las empresas deberían ser evaluadas según estos aspectos para crear un balance para el bien común. Hoffmann destaca ejemplos como la empresa de actividades al aire libre Vaude y varias organizaciones benéficas que ya se guían por estos valores. También informa sobre las privatizaciones en América Latina, que han provocado importantes problemas sociales.

La economía del bien común critica el hecho de que el sistema económico actual contradice los valores básicos de una sociedad democrática y a menudo antepone el beneficio financiero al bienestar del público en general. Esta priorización incorrecta conduce a una importante contaminación ambiental y estrés psicológico, cuyos costos, en última instancia, corren con la sociedad. En este contexto, la economía del bien común pretende crear incentivos para una acción económica ética y no representa un modelo completo, sino más bien un concepto que debe desarrollarse continuamente. Esto también incluye el intercambio con otros enfoques económicos sostenibles como la economía donut.

Apoyo político y equilibrio de bienestar público

Hoffmann pide medidas políticas explícitas para promover empresas orientadas al bien común, incluidos descuentos fiscales y préstamos preferenciales, con el fin de anclar en la realidad los principios de la economía del bien común. Los críticos de este enfoque señalan que el equilibrio del bien común se basa en la voluntariedad y que se requieren cambios profundos en el sistema económico. En Alemania, este concepto ya se practica en muchos municipios, y algunos de ellos son reconocidos como comunidades certificadas para el bien común.

Además, en Alemania existen ahora ocho comunidades de este tipo, incluida Kirchanschöring, que están activamente comprometidas con el bien común. Estas iniciativas van desde la introducción de autobuses ciudadanos hasta inversiones en espacios verdes. Sin embargo, el desafío de conciliar los derechos de propiedad y la libertad empresarial con los objetivos de la economía del bien común sigue siendo un tema controvertido. La Cámara de Comercio de Austria ha expresado su preocupación en este contexto y advierte contra un esfuerzo burocrático excesivo.

En resumen, Hoffmann y los defensores de la economía del bien común están pidiendo un replanteamiento de la economía que apunte a soluciones integradoras y de largo plazo para dejar a las generaciones futuras condiciones habitables. Voces históricas críticas, como las de Martín Lutero, subrayan que las advertencias sobre los peligros del capitalismo no son un fenómeno nuevo. Hoffmann hace un llamamiento a los teólogos y a la sociedad en su conjunto para que se impliquen activamente en las cuestiones económicas y promuevan modelos que sirvan a la vida.