Las empresas tienen un deber: ¡los valores democráticos necesitan actitud!
Las empresas son responsables de los valores democráticos en tiempos de polarización social y deben adoptar una posición activa.

Las empresas tienen un deber: ¡los valores democráticos necesitan actitud!
En un momento en que las cuestiones políticas están configurando cada vez más la sociedad, las empresas se enfrentan al desafío de no permanecer más al margen de estos debates. Según un artículo de absatzwirtschaft.de, las empresas deben asumir activamente la responsabilidad y comunicar claramente sus posiciones. Las empresas desempeñan un papel clave en la configuración de la cultura laboral y el diálogo público y, por lo tanto, están llamadas a defender los valores de la democracia.
Una encuesta reciente de YouGov muestra que casi dos tercios de los alemanes dudan del futuro de la democracia, lo que se considera una señal de alarma social. Por este motivo, es fundamental que las empresas protejan su licencia social y su viabilidad futura. Si las empresas no adoptan una postura, esto ya no se considera una decisión neutral.
Responsabilidad y posicionamiento
La responsabilidad de las empresas debe hacerse pública. Comunicación no sólo significa información, sino también un posicionamiento claro. Virginie Briand, socia de Deloitte Digital, destaca que las empresas deben alinear sus estructuras, procesos y decisiones con su actitud. Se requiere una nueva comprensión de la asociación entre empresas, política y sociedad.
Los empresarios deben participar activamente en la cultura democrática. Peter Schubert, jefe de estudios de ZiviZ en Stifterverband, destaca la necesidad de que las empresas actúen como compañeros de armas por la democracia. A pesar del apoyo de alrededor del 75% de las empresas encuestadas a un compromiso público con los valores democráticos, las acciones concretas en materia de responsabilidad política corporativa suelen ser raras.
Desafíos y riesgos
A pesar de la actitud positiva de muchas empresas hacia los valores democráticos, casi el 50% de ellas considera que las posiciones políticas son potencialmente perjudiciales para los negocios. Esto refleja una vacilación reforzada por el miedo a sufrir una desventaja económica. En el futuro, las empresas tendrán que encontrar un equilibrio entre el compromiso con los valores corporativos y el diálogo abierto para poder implicarse no sólo en la economía, sino también en la sociedad.
En el debate actual ha quedado claro que una actitud sin fricciones ni riesgos ya no es suficiente. Las empresas que forman parte del mercado deben ser conscientes de que también son parte de la sociedad y no pueden permanecer en silencio mientras los cimientos democráticos se desmoronan. Un intercambio honesto y en igualdad de condiciones es necesario para promover y mantener la democracia.