Era de los conflictos: Consecuencias de la guerra de Ucrania para Europa y Alemania
Descubra por qué la actual crisis mundial está provocando un punto de inflexión en la política económica y cómo deben reaccionar Europa y Alemania. La geoeconomía se está convirtiendo en la nueva realidad.

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Los recientes acontecimientos geopolíticos han llevado a un cambio fundamental en el orden global. El conflicto en Ucrania y posibles conflictos futuros como el de Taiwán apuntan a una era de conflictos. El orden internacional basado en reglas conocido anteriormente es historia y la estabilidad parece frágil. Un orden mundial multipolar trae consigo nuevas incertidumbres y desafíos geoeconómicos que afectan la seguridad de las rutas comerciales, las fuentes de energía y las materias primas.
La conexión entre política exterior, de seguridad, de comercio exterior, de comercio e industrial se considera cada vez más como “geoeconomía”. Los Estados utilizan la política económica estratégicamente y la utilizan como arma. Occidente, política, militar y económicamente, corre el peligro de perder influencia a medida que países como China e India forjan nuevas alianzas. La era de la hiperglobalización está llegando a su fin y la politización de la economía y la economización de la política son cada vez más evidentes.
Alemania y Europa se enfrentan al desafío de adaptarse a las nuevas realidades geoeconómicas. La división internacional del trabajo de la que se han beneficiado hasta ahora podría verse amenazada por las condiciones cambiantes del comercio y la inversión. Europa debe fortalecer sus capacidades de defensa y alianzas y desarrollar una estrategia geoeconómica integral para crear modelos resilientes y soberanos.
Es esencial una realineación de la política europea para hacer justicia a las nuevas circunstancias. Entre ellas se incluyen la reforma del principio de unanimidad, el fortalecimiento del mercado interior y una política comercial orientada a la seguridad y la política de alianzas. Europa debe experimentar un cambio cultural y dejar de lado los intereses nacionales en favor de un enfoque común con visión de futuro. Una política industrial y de adquisiciones ambiciosa, así como asociaciones estratégicas en las áreas de energía y materias primas, son esenciales para afrontar los nuevos desafíos y asegurar el papel continuo de Europa en el mundo.